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Entre el ‘España first’ y el silencio: no se vislumbran defensores de la Cooperación al Desarrollo…

Voluntarios*Foto: Miguel Lizana (AECID)

Sólo han pasado dos meses de pandemia, dos meses muy intensos en los cuales el Gobierno español ha puesto en marcha un complejo entramado de leyes y medidas sociales y económicas destinadas a amortiguar el golpe del coronavirus en la vida de ciudadanía y Estado y a intentar mitigar sus consecuencias. En estos escasos dos meses hemos visto cómo las manifestaciones de colectividad, cooperación y solidaridad han brotado a lo largo y ancho del territorio español. Pero ambos, la hiperactividad política y la solidaridad colectiva, se han enfocado casi exclusivamente en lo doméstico. Se ha pasado por alto que se trata de una crisis netamente global, que vivimos en una sociedad y en una economía hiperconectada y que, como siempre, los que se llevarán la peor parte de la pandemia serán aquellos que ya eran vulnerables y débiles antes incluso de que ésta diera comienzo.

En esta hiperactividad política, se ha echado en falta, como ya lo reflejábamos en un post previo, directrices y mensajes claros en defensa de la política de cooperación por parte del Ejecutivo. Sin embargo, en este artículo nos gustaría poner el foco en el Congreso de los Diputados, intentando poner algo de luz sobre la labor de esta institución en materia de cooperación en estos primeros meses de legislatura, marcados por el inicio de la pandemia.

El eterno olvido a la política de cooperación

Los datos son demoledores, desde el comienzo del Estado de Alarma, en el Congreso de los Diputados no sólo se ha hablado muy poco de Cooperación (67 iniciativas en total, 3 en la Comisión de Cooperación), sino que además las iniciativas presentadas han tenido muy poco peso político y han sido, en su mayoría, para cuestionar la pertinencia de mantener la política de cooperación en el actual contexto de crisis doméstica.

Iniciativas presentadas desde el inicio del Estado de Alarma. Elaboración propiaIniciativas presentadas desde el inicio del Estado de Alarma. Elaboración propia

‘España first’: o como desde la derecha quiere aprovechar esta crisis para desmantelar, de nuevo, a la cooperación

Los partidos más a la derecha del espectro político del Congreso de los Diputados actual han sido, por mucho, los más activos en materia de cooperación internacional para el desarrollo. Su actividad se ha concentrado en general en defender la congelación de la cooperación y de sus fondos mientras dure la crisis social y económica en nuestro país o en plantear la reorientación de sus recursos para dar soluciones médicas, sanitarias, económicas y sociales a la crisis en España; soluciones que potencialmente podrían ser compartidas con nuestros países socios en un momento posterior. Las iniciativas de estos partidos tratan, por tanto, de forma más o menos directa, de instaurar el ‘España first’ y de promover una visión utilitaria, subsidiaria y condicionada de la política de cooperación.

Comenzando por la labor realizada desde el grupo parlamentario Vox, se destaca sobre el resto una Proposición no de ley (PNL) que insta al Gobierno a la realización de un análisis de buenas prácticas internacionales en la gestión de la pandemia, con el objetivo de crear y difundir una guía de buenas prácticas en la gestión de crisis sanitarias de este tipo. Esta iniciativa de Vox destaca por la diferencia en el tono y el contenido respecto al resto de iniciativas de este partido, donde el discurso de ‘España primero’ se manifiesta de manera clara y directa. Este es el caso de las 10 preguntas que este partido ha dedicado a la política de cooperación y en las que queda de manifiesto su interés en reducir los fondos de la cooperación, que ellos consideran un ‘despropósito’ al estar destinando recursos a terceros países en detrimento del personal sanitario y las fuerzas de seguridad españolas.

El discurso crítico de este partido predominó también durante la comparecencia de la Ministra de Asuntos Exteriores, el pasado 23 de abril, ante la Comisión de Asuntos Exteriores. Es muy ilustrativa la intervención que en ella hizo el diputado Fernández Roca: “España ha perdido casi un millón de empleos desde el inicio del estado de alarma y hay que ser conscientes de esta situación. Están hablando de que hay que potenciar las ayudas a países del tercer mundo y de que España tiene que ser solidaria, y nosotros no estamos en contra de esto, pero, obviamente, lo que pedimos es que seamos realistas y conscientes de la situación en la que nos encontramos, con un país con un millón de empleos perdidos desde el inicio del estado de alarma”.

Respecto al Partido Popular, su número de iniciativas en materia de cooperación ha sido bastante más reducida, pero no por ello menos crítica. Destacamos una PNL en la que, tras instar al Gobierno a que incluya al coronavirus como una prioridad de la cooperación española, le solicita que comience a aplicar el principio de subsidiariedad, que básicamente significa dedicar los recursos de la cooperación a buscar soluciones médicas, sanitarias, económicas y sociales a la crisis dentro de España, para luego apoyar a otros países con base en las lecciones aprendidas. Es decir, ‘España primero’ y luego, ya veremos.

Una segunda iniciativa del Partido Popular propone buscar mecanismos de reestructuración de deuda en algunos de los países objeto de cooperación para asegurar que los fondos de AOD invertidos en dichos países se utilizan para la gestión de la crisis y no para pagar los intereses de la deuda. A pesar de la buena voluntad que pareciera mostrar esta PNL, en su exposición de motivos el Partido Popular expone claramente su visión de la cooperación en esta coyuntura, al explicar que “otros recursos destinados habitualmente a AOD bilateral pueden ser más útiles, por ejemplo, para reforzar la investigación, desarrollo y producción de material sanitario como medios de protección, respiradores y medicamentos, destinado a controlar y reducir la pandemia en España y posteriormente destinarlos a la misma causa en otros países objeto de la cooperación española”.

Durante la comparecencia parlamentaria de la Ministra el Partido Popular puso el foco en potenciar la cooperación científica (en concreto en la búsqueda de una vacuna contra el coronavirus) defendiendo nuevamente una política de cooperación que revierta beneficios concretos y directos para España.

¿Y el resto de partidos? El peligro del silencio

En cuanto al resto de formaciones políticas, el silencio ha sido la tónica general. Salvo un par de PNL — más relacionadas con la política exterior de España en países en desarrollo que con la política de cooperación — lo único que han realizado el resto de grupos parlamentarios desde el inicio de la legislatura ha sido una tímida defensa de la política de cooperación y los derechos humanos de las poblaciones migrantes y refugiadas en la sesión de comparecencia de la Ministra González Laya del 24 de abril ante la Comisión de Asuntos Exteriores.

¿Quedan esperanzas para la política de cooperación?

Finalizado este breve recorrido por la reciente actividad del Congreso de los Diputados en materia de cooperación nos queda un sabor amargo en la boca. No podemos sino concluir que las fuerzas políticas en contra de la política de cooperación no sólo son más activas, sino que ‘han mostrado más interés’ por ésta, al tomarse al menos la molestia de criticarla y de tratar de adaptarla a sus principios y valores y a su concepción de las relaciones internacionales.

El resto de formaciones políticas, a las que en principio se les presupone una mayor afinidad con los principios y objetivos de la política de cooperación, apenas han hecho ningún esfuerzo por reivindicar su valía y necesidad en tiempos de crisis. Quizás hayan decidido no defender públicamente una posición que estimaban poco popular o quizás en el balance de pros y contras no haya pesado lo suficiente el previsible apoyo del sector de la cooperación. Pero tampoco ha recurrido nadie al ‘fácil argumento’ de la Agenda 2030 y su ‘no dejar a nadie atrás’ a los que la inmensa mayoría del Parlamento se adhería firmemente sólo tres meses atrás. Sencillamente, no han librado la batalla.

Ante la aparente falta de suficientes apoyos genuinos a la política de cooperación entre la actual clase política española, quizá sea útil rescatar el argumento del ‘egoísmo inteligente’ que ya presentamos hace años en nuestro ‘Libro Blanco de la Política Española de Desarrollo’. Como expuso la ministra González Laya el pasado mes de marzo: “No estaremos a salvo del coronavirus hasta que todos los países estén a salvo; si hay países donde no se ha resuelto esta pandemia no estaremos a salvo”. Quizás presentándola desde el interés propio, la apuesta por la política de cooperación sea menos controvertida socialmente y haya más actores políticos dispuestos a defenderla.

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