
“Los entornos digitales nos brindan una oportunidad de llevar la voz de los jóvenes, niños y niñas en el diseño de las políticas públicas”. Con estas palabras, el Secretario de Estado de Juventud e Infancia, Rubén Pérez Correa, abría en Málaga una jornada en la que debatimos precisamente eso: cómo garantizar la participación infantil y juvenil en un entorno digital.
No se trata simplemente de abrir espacios para que se puedan expresar, sino de asegurar que sus voces tienen el impacto que buscan. Los más jóvenes tienen algo que decir, y debemos escucharlos. Su participación no es solamente un medio para lograr otros derechos como la educación o la protección, sino que es un fin en sí mismo. Y una vía clave para construir ciudadanía.
En sus propias palabras: “las niñas, niños y adolescentes ya tienen una opinión; solo necesitan los medios para que sean escuchadas”. La participación no puede depender de la buena voluntad de unas pocas instituciones: debe estar protegida, promovida y asegurada como cualquier otro derecho.Y los medios digitales nos lo facilitan. Como se dijo en el encuentro, reivindicar el espacio es tener voz, pero también poder ser protagonistas. Eso implica más que una app o una consulta puntual, significa crear condiciones reales para que puedan hablar, ser escuchados, entender el proceso y ver los efectos de lo que han propuesto.
Pero también hay consenso en que lo digital debe combinarse con lo físico: en la parte deliberativa, lo presencial sigue siendo insustituible. Conversar, escuchar, debatir, construir... todo eso ocurre mejor en un entorno donde se puedan mirar, escuchar y llegar a acuerdos.
La conversación giró en torno a cómo usar la tecnología no solo para proteger a los más jóvenes, sino también para que pueda ser una herramienta que potencie su agencia. Las plataformas digitales pueden facilitar la participación, pero sin garantías ni marcos claros, corren peligro de convertirse en espacios de ruido y no de influencia. Por eso, es necesario crear unos límites y asegurar ciertas condiciones para que la voz de niñas, niños y adolescentes no dependa de algoritmos o del último trend de TikTok, sino de reglas públicas, justas y transparentes.
Los invitados compartieron sus experiencias en este aprendizaje, y algunas de las claves para procesos participativos que funcionen son:
Cuando les damos medios, reconocimiento y espacio, niños, niñas y adolescentes no solo opinan: proponen, cuestionan, construyen. No se trata de formar ciudadanos “del futuro”, sino de reconocer que ya lo son ahora. Como dijo uno de los participantes: “Participar es como sugerir una canción en una lista de spotify. Has dado algo “muy tuyo” y quieres que al menos se escuche tu canción”.
La buena noticia es que la infancia y la juventud no están esperando a que les inviten. Ya están ahí, solo falta que abramos bien los oídos y los espacios.
Muchas gracias a UNICEF a Coglobal y al Ministerio de Juventud e Infancia por contribuir a diseñar esta jornada, a las personas ponentes y participantes por enriquecerla y a las instituciones por hacerla posible: desde la Diputación de Málaga, que nos cedió el espacio La Noria para celebrarla, hasta el Ayuntamiento y la Junta, cuyos representantes nos acompañaron en la inauguración. Y por supuesto a Red.es, entidad adscrita al Ministerio para la Transformación Digital y de la Fundación Pública, que se encarga de la promoción de los derechos digitales, por financiar esta actividad a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia con fondos NextGenerationEU.