
No os vamos a engañar. Es agotador. Llevamos 14 años innovando, proponiendo y exigiendo más transparencia y más rendición de cuentas a los poderes públicos y ahora, con la democracia anémica y sus enemigos envalentonados, estalla un nuevo escándalo. Como la gota que colma el vaso.
La democracia está asediada. En el plano global, por el avance del autoritarismo y sus apoyos. Los recortes de derechos civiles y libertades en EEUU -por citar el caso más llamativo- se cuentan ya por decenas. Además, el derecho internacional está en plena crisis, con crímenes diarios de un Israel a quien nadie para los pies. Y luego está el hecho innegable de que muchas personas no consiguen respuestas a sus necesidades básicas, como la vivienda o el empleo de calidad.
Y ahora, se abre el frente interno. Es verdad que la corrupción duele menos cuando funcionan los mecanismos que la destapan. Da cierta tranquilidad democrática saber que, si se detectan indicios, las fuerzas de seguridad abrirán una investigación, la justicia se activará y el reproche social se elevará. Pero nos defrauda tanto que estas cosas pasen…
Porque ya no son solo los ataques de quienes nunca creyeron en la democracia como el mejor de los sistemas de gobierno. Es el daño de quienes la boicotean desde dentro.
Y no sobreviviremos mirando para otro lado.
➡️ Necesitamos ejemplaridad de nuestros representantes. Sin excusas.
➡️ Necesitamos una vigilancia ciudadana constante y todas las facilidades para ejercerla. Porque está visto que, si se baja la guardia, surge el mal.
➡️ Necesitamos que los servidores públicos que se corrompen y las empresas que pagan las corruptelas sean expulsados de todos los ámbitos de poder.
➡️ Necesitamos aumentar el poder ciudadano en las decisiones que nos afectan. Quizás así, con todas las voces tenidas en cuenta y con los vecinos y vecinas dentro de la sala de mando, podamos asegurar que el gasto en carreteras, parques o centros de salud se ha realizado poniendo en el centro las necesidades de la gente.
💘 Y necesitamos conocer las historias de quienes pudiendo hacerlo mal, eligen lo correcto. De quienes, de forma anónima y generosa, cuidan de lo colectivo. Porque somos mayoría y sostenemos la vida decente.
Demos la espalda a quienes piensan que, como lo público no es de nadie, se lo pueden apropiar. Abracemos a quienes piensan que como lo público es de todos, hay que dedicarlo al bien común, porque esos son los imprescindibles.
Imagen de portada: Foto de Josh Barwick en Unsplash.