En Vitoria, las obras de su catedral vieja no sólo no han cerrado el acceso al monumento durante su restauración, sino que la han abierto más a los visitantes. La iniciativa se llama “Abierto por obras”, y la conocí justo cuando visitaba la ciudad para participar en una cumbre sobre Gobierno Abierto. La analogía estaba servida. Si la invitación a conocer lo que se había dañado en los cimientos de una iglesia estaba disparando las visitas al templo, no deberíamos tener miedo alguno a reconocer que las columnas maestras de la democracia se están agrietando y animar a la ciudadanía a que contribuya a ponerle remedio conociendo mejor el sistema por dentro.
Leer más