Celia Zafra / 5 de noviembre 2024
En medio de las peores inundaciones del siglo en España, la gente corriente se ha puesto a pensar y ha utilizado la tecnología a su alcance para contribuir al bien común, creando herramientas para buscar personas desaparecidas, localizar vehículos o coordinar la ayuda de emergencia. El mensaje que esto traslada es claro: la ciudadanía no puede y no debe estar al margen de la solución de los problemas. No es que las y los ciudadanos queramos sustituir al Estado, es que formamos parte de él, y así queremos ser tratados. La maquinaria pesada pero imprescindible de lo institucional encuentra su mejor complemento en la agilidad de quien, con una idea y un ordenador, comparte sus conocimientos y los pone al servicio de quienes los necesitan.